LA NOVIA, LA GRAN PROTAGONISTA
El
peinado y el maquillaje deben elegirse y probarse con la antelación
suficiente La novia es la gran protagonista
de una boda, y en ese día debe procurar lucir su mejor
aspecto. El peinado y el tratamiento de belleza o maquillaje
son aspectos cuya elección es fundamental para que
la reina de la ceremonia se presente en todo su esplendor.
El peinado más habitual en una novia es el recogido,
con todas las variaciones posibles que tiene. Sin embargo,
hay que tener en cuenta que no a todas las mujeres les queda
bien. Por eso, es recomendable que sea el propio estilista
o peluquero quién indique el tipo de peinado que más
te favorezca.
Actualmente se realizan sutiles recogidos adornados con diminutos
accesorios, dibujando delicadas pinceladas blancas en el cabello
e intensificando la imagen de misterio que tan atractivas
hace a las novias. Para adornar el peinado, algunas mujeres
se decantan por flores naturales de pequeño tamaño,
que deben ir a juego con el ramo. Lo más novedoso en
peinados es la incorporación de pequeños adornos
de plumas blancas, muy recomendable en vestidos sencillos
y de corte clásico.
Si lo que la novia quiere es cambiar de imagen y sorprender
en el día de la boda, debe hacerse las pruebas oportunas
con los distintos tipos de peinados y elegir el que más
le favorezca. Dos meses antes de la boda es un buen momento
para hacerse un moldeador o dejárselo liso.
El maquillaje
El maquillaje
es el otro gran reto al que se enfrenta una novia en su objetivo
de estar lo más guapa posible el día de la ceremonia.
Al igual que en el caso del peinado, no es una elección
que deba dejarse para última hora. Es recomendable
hacer una prueba de maquillaje unos días antes para
que el especialista vaya conociendo el rostro de la novia
y sepa cómo sacarle el mejor partido a sus rasgos.
Para presentar el mejor maquillaje hay que tener en cuenta
varios elementos, entre ellos la iluminación. No es
lo mismo casarse una mañana de primavera que una tarde
de otoño, la luz no es la misma y por tanto modificará
las tonalidades de color elegidas. Un buen maquillaje debe
estar acorde con las exigencias fotográficas ya que
las imágenes captadas durante todo el acto, constituirán
el recuerdo gráfico de ese día y que además
son irrepetibles, hay que evitar sombras demasiado marcadas,
barras de labios brillantes, bases grasas y sombras nacaradas,
ya que todos estos elementos en su encuentro con el flash
producen brillos no deseados que estropean el resultado de
la fotografía, al incidir negativamente en el resultado
final.
El maquillaje correcto debe ser ligero aunque muy trabajado,
presentando un aspecto natural, fresco y sobre todo muy joven.
Hay que conseguir que el maquillaje permanezca estable durante
muchas horas para lo que se deberá tener en cuenta
la fijación, las lágrimas y roces que van a
producirse inevitablemente. Es conveniente que la novia lleve
una barra de labios similar a la que el maquillador le ha
puesto así como una borla con polvos sueltos.
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