a


AULA DE CULTURA VIRTUAL

 

LIBERTAD CONQUISTADA.MEMORIAS


Dr. D. Hans Küng
Catedrático de Teología de la Universidad de Tubinga y Presidente de la Fundación Ética Mundial

Dr. D. Joseba Arregi
Ex Consejero de Cultura del Gobierno Vasco

Dr. D. Rafael Aguirre
Catedrático de Teología de la Universidad de Deusto


Bilbao, 12 de noviembre de 2003

Dr. D. Rafael Aguirre

Desde la madurez de una vida singularmente densa dedicada a la reflexión teológica, Hans Küng acaba de publicar el primer tomo de sus memorias Libertad conquistada. En ese libro cuenta Hans Küng que, en 1963, durante la segunda etapa del concilio Vaticano II, siendo él perito conciliar nombrado oficialmente, el Vicariato de Roma ­es decir, la curia de la diócesis de Roma­ mandó retirar de todas las librerías eclesiásticas de la ciudad, que son muy numerosas, sus obras. Pues bien, en ese mismo año de 1963, yo estaba en Roma comenzando como seminarista mis estudios de teología en la Universidad Gregoriana, donde también unos años antes había estudiado Hans Küng. El entusiasmo conciliar iba acompañado aquellos días de una gran efervescencia teológica, y asistíamos a las conferencias que los más conocidos teólogos del concilio (Rahner, Shillebeeckx, Ratzinger y Küng) pronunciaban en diversos lugares de Roma. Entonces, en 1963, salió una orden del Vicariato de Roma que prohibía a los seminaristas asistir a esas conferencias. Yo lo recuerdo con distancia, con nostalgia y con sentido del humor. Naturalmente, nosotros seguimos asistiendo a aquellas conferencias y, además, con un motivo "sobreañadido": aquellas conferencias de Rahner en latín, pesadísimas, frente las conferencias de Hans Küng, que era el teólogo más joven de los que había en el concilio, en un italiano muy fluido y enormemente brillantes.

Estas memorias llegan hasta el año 1968, y buena parte de ellas está centrada en la actividad que Hans Küng tuvo en el concilio, por lo que tratan de asuntos que muchos de los presentes con toda seguridad vivimos y seguimos con mucho detalle y con mucha cercanía. Además, comprobar que la presencia de Hans Küng convoca a tantas personas prueba que hay una teología, cuando es libre y llega a los problemas reales, que sigue siendo capaz de suscitar verdadero interés.

Por su parte, Joseba Arregi es una persona muy conocida que continuamente está presente en el debate cultural y político de nuestra sociedad. Hombre cultísimo que abarca campos muy diversos, conocedor de la cultura alemana de forma muy especial, es doctor en Teología ­y, si se me permite, doctor en teología alemana­ y, por supuesto, ha seguido los acontecimientos de los que hablan las memorias de Hans Küng con una gran cercanía, de forma muy directa. Hans Küng es suizo-alemán, pero se formó en Roma y en Francia, y quizá por eso une a su profundidad germana la claridad expositiva y hasta la chispa intuitiva de los meridionales. Pues bien, yo creo que también en Joseba Arregi se da la fecundación mutua de estos dos mundos culturales.

Termino con un apunte. Hans Küng es un teólogo de frontera. Ha abordado los temas más candentes y conflictivos en los que estaba en juego el cubinismo o la renovación de la Iglesia siguiendo los impulsos del concilio Vaticano II, el diálogo con las religiones, la necesidad de una ética mundial ­ya su tesis doctoral versó sobre la justificación, que precisamente era la manzana de la discordia entre la Iglesia católica, la Iglesia de la reforma­. Ahora bien, todos sabemos que un teólogo de frontera se coloca en un lugar nada cómodo y resulta crítico, molesta a muchos y suscita recelos. Un teólogo de frontera explora caminos nuevos, siempre discutibles, pero la tarea es imprescindible cuando se vive y se trabaja dentro de una institución como es la Iglesia católica, que tiene poderosísimas inercias históricas y grandes resistencias al cambio.

Este acto ­no hace falta decirlo­ no es de contestación contra nadie. El Aula de Cultura de El Correo, bajo la dirección competente y creativa de Fernando García de Cortázar, se ha convertido en un espacio privilegiado en Bilbao, donde resuenan las más vivas preocupaciones culturales y donde se practica la libertad. Si algo se pone de manifiesto en las memorias de Hans Küng es su apasionada reivindicación de la libertad y su empeño para que la Iglesia se abra a lo que Juan XXIII llamaba "los signos de los tiempos". Hans Küng plantea problemas ineludibles y obliga a reflexionar y a cambiar. Por eso me parece normal que se le discuta. Sin embargo, me entristezco cuando se pretende silenciarle. Si yo le entiendo bien, la vocación ecuménica de Hans Küng empieza por la reivindicación del diálogo transparente y fraterno en el seno de la Iglesia católica a la que él, yo y muchos de los presentes pertenecemos.

 





SIGUIENTE>>>

subir


info@diario-elcorreo.es
Pintor Losada 7
Teléfono: +34 1 944870100 / Fax: +34 1944870100
48004BILBAO