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D. John Carlin

Periodista y escritor

El factor humano Nelson Mandela y el partido salvó a una nación

En Bilbao, a 25 de mayo de 2009
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Bernabé Tierno

Yo tengo mucha estima por los jesuitas; yo he sido corresponsal en muchos lugares y lugares conflictivos como Centroamérica, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, cuando en los años 80 cuando había guerras ahí; y también en Sudáfrica donde ha habido también muchos conflictos, y he conocido por lo menos a media docena de jesuitas absolutamente fantásticos como personas, como individuos y, también, seres valientes. Al pensar en esto, recordaba mi llegada a Sudáfrica, cuando yo tuve la enorme suerte como periodista estar en Sudáfrica entre 1989 y 95, que fueron los años también terribles, también muchísima violencia, mucho horror, pero también tiempo milagrosos y gloriosos; y el año que llegué fue como el último año puro y duro de esta abominable injusticia llamada apartheid, que quiere decir el apartar, la separación.

Y ese año que llegué, el 89, una de las primeras personas que conocí fue, y esto me acabo de acordar ahora mismo, fue un jesuita inglés. Por cierto, dijiste, que soy inglés, bueno no es estrictamente verdad que sea inglés, nací en Londres pero mi padre era escocés y mi madre española; yo me llamo Carlin De la Torre, aunque no tenga mucha pinta De la Torre, pues ese es mi nombre de verdad. Entonces, este jesuita se llamaba Father Jerry, y lo conocí en las fueras de Ciudad del Cabo. Allí había unos barrios de chabolas donde vivían los negros, terribles lugares que uno llega de España y no conoce eso y se queda absolutamente espantado; y yo, la verdad, que recién había llegado a Sudáfrica y me quedé espantado cuando lo vi -la miseria, las terribles condiciones en los que la gente vivía- y este cura era el párroco que, quizás con un poco de exageración, era el cura de toda una zona muy, muy conflictiva, donde los cuatro o cinco años anteriores había habido muchísimo conflictos, entre la policía y el ejercito por un lado, y los militantes negros por otro. Y este padre Jerry tenía una iglesita chiquitita, cabrían en la iglesia unas 20 personas, era el único blanco que vivía en esta zona; digo al mismo tiempo había una enorme miseria y una tremenda violencia; un lugar muy peligroso. Y era una cosa curiosa, porque el padre Jerry había estado casado y con hijas, y se murió su esposa cuando él tenía cincuenta y tantos años y decidió meterse cura, que yo en ese momento no sabía que esto se podía hacer, yo no entendía esto; se metió en el seminario y eligió la ruta de los jesuitas porque como él me dijo, era la ruta más difícil, la ruta más exigente, de las opciones que tenía y creo que más años de seminario. Y cuando es sacerdote, le dicen ¿qué quieres hacer? y tendría unos 65- 67 años y él dice quiero ir a un lugar difícil donde se me exija mucho y le eligieron uno de los lugares más terribles de la historia, un barrio a las afueras llamado Crossroads, que había estado mucho en las noticias internacionales en esos años 80 y él va allí y lo primero que hace es aprender el idioma, un idioma dificilísimo, que es el idioma de Mandela que se escribe xhosa y para pronunciarlo hay que hacer unos sonidos muy extraños con la boca.

Y este padre, con 65-67 años, aprende la lengua, y yo fui a misa a una misa que él celebró y dio toda la misa en xhosa y tenían un nombre para él los habitantes de ahí que era un nombre en este idioma, y la traducción del nombre era alegría. Le llamaban el Padre Alegría, aunque vivía en un lugar, insisto, terrible. Y una anécdota que él no me la contó, pero me la contaron sus compañeros jesuitas en Johannesburgo, que después de un encuentro especialmente terrible entre la policía y manifestantes negros, habían muerto tres negros de balazos y se organizó un enorme funeral que al mismo tiempo se convirtió, como ocurría muchas veces en los funerales de este tipo, en una gran manifestación de protesta política, y eran unas 10.000 personas caminaban por una calle en este lugar repito pobre de chavolas terribles y avanzaban en una especie de columna hacia el cementerio, y el padre Jerry era el primero que estaba ahí con su cruz, y detrás cargaban grupos de personas, los tres ataúdes, y detrás de ellos 10.000 personas, y van avanzando hacia el cementerio, pero bloqueando el camino al cementerio unos 100 policías y soldados armados con vehículos blindados, y con altavoces anuncian a la gente que se tienen que detener y que no pueden seguir el paso al cementerio; los manifestantes siguen con su líder, el único blanco en esta enorme manifestación de 10.000 personas. Este cura que, por cierto, era muy bajito y delgadito, que corría maratones con sus sesenta y tantos años y con su cruz, y los policías avisan que tienen cinco minutos para dispersarse, o si no van a empezar a disparar, y se frenan, pero se quedan ahí no se van; pasan los cinco minutos y empieza la policía a disparar gases lacrimógenos, balas de goma y algunas balas de verdad, con lo cual la gente que están cargando los ataúdes salen en desbandada, salvo el Padre Jerry que se queda ahí con su cruz, gritando a los policías, la traducción no sé, pero son palabrotas.

Bueno, esta anécdota refleja, por un lado, lo fabulosamente valiente y comprometido que era este cura, pero también nos da una idea del tipo de país que era Sudáfrica en ese año 89, cuando yo llegué a Sudáfrica. Yo creo que mi libro es un relato de un cuento de hadas. Yo conozco la historia muy bien; viví allí aquellos tiempos, pero lo pienso ahora con un poquito de distancia y parece un cuento de hadas; primero, porque el protagonista del libro, que es Nelson Mandela, es como una especie de rey bueno inverosímil, imposible realmente de creer que semejante persona pueda existir en el mundo real; es un rey bueno de cuento de hadas, enfrentado a reyes y príncipes muy, muy malos; y era todo blanco y negro, literalmente.

Tenías que el 85% de la población eran negros y vivían bajo un sistema terrible. No tenían el voto, se les negaba el acceso a las mejores zonas residenciales, no podían vivir ahí, se les daba deliberadamente una educación muy, muy pobre para que no pudieran competir con los blancos en los puestos de trabajo; y se les negaba el acceso por ejemplo a las playas más bonitas. Ibas a una playa bonita, a Ciudad del Cabo, y veíais un cartel donde decía "sólo blancos"; y me acuerdo de estar en una playa muy bonita, donde en invierno ponía "sólo blancos"; y veíais a varios blancos ahí con sus perros caminando con sus perros, pero los negros no podían pisar ahí porque los arrestaban y los llevaban a la cárcel. Parques públicos, igual; en los trenes estaba dividido en secciones para blancos y para negros. Se daban situaciones muy absurdas como, por ejemplo, una niñera negra con un bebé blanco se subía al tren y ¿dónde iba? Nunca esto estaba muy definido y, como digo, el país dividido en blanco y negro y en cierto modo también en sol y sombra. Para dar un ejemplo típico de lo que ocurría en Sudáfrica, todas las ciudades o los pueblos tenían el nombre del pueblo o de la ciudad que veías en el mapa era el nombre de donde vivían los blancos y al lado había una población muchísimo más grande, infinitamente más pobre, cuyo nombre no salía nunca en el mapa, que era donde vivían los negros, para dar un ejemplo.

Para que veáis que era tan exagerado que cuesta creer que esto realmente fue así, pero había una ciudad, Upington, en el borde del desierto del Kalahari, donde vivían los blancos, y me acuerdo que para llegar uno pasaba una señal que decía "hacia el matadero". Esto era verdad, ponía "el matadero" y esa es la dirección donde vivían los negros; era un lugar donde no había árboles, era un desierto; no oíais pájaros, todas las casas eran chabolas de lata y de madera y la gente andaba descalza por la calle y después te trasladabas a un kilómetro, a Upington y aunque estaba al lado de desierto, todo verde, campo de golf precioso, toda la gente con jardines, casas de ladrillo bonitas grandes. Era increíble, eran mundos paralelos y esto se replicaba en todo el país; los negros vivían en la sombra y los blancos vivían en el sol. .

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Conferencias del Aula de Cultura. Año 2009

 


Enrique Pallarés: . La ansiedad. Qué es y cómo manejarla


Fernando Trías de Bes : Qué podemos aprender de la crisis y cómo evitar que vuelva a suceder


Carmen Iglesias : 'No siempre lo peor es cierto. Mitos y tópicos en la Historia de España '


Nuria Roca : 'Los caracoles no saben que son caracoles'


John Carlin : 'El factor humano Nelson Mandela y el partido salvó a una nación'


Bernabé Tierno: 'Fortalezas humanas, educación y valores en la familia'


José Poal Marcet: '¡Llegó la crisis! Claves para entenderla y hacerle frente'


Jaime Peñafiel: 'La mirada y la palabra de Jaime Peñafiel'


Alfonso Mateo Sagasta: 'Las caras del tigre: el sueño de un paraíso sin manzanas. En el centenario de Darwin'


Jordi Garrido i Pavia: '¡Maldito trabajo! Todo sobre el mobbing y el concepto de 'estar quemado'


Aureliano García Manzanal: 'Ghana: educación y desarrollo'




Conferencias del Aula de Cultura. Año 2008-2007

 


Javier Urra: . Retos y dilemas de la educación


Arturo Pérez Reverte :Presentación de su libro 'Un día de cólera'


Laurentino Fernández : Salud y libertad de las mujeres en los países empobrecidos


José Luis Pardo : Esto no es música. El malestar de la cultura de masas


Emilio de Diego : España, el infierno de Napoleón. La Guerra de la Independencia


Juan Iranzo: Impacto de la crisis financiera sobre la economía española


Maria Luisa Ferrerós: Inteligencia Musical. Estimula el desarrollo de tu hijo a través de la música


Rocío Ramos Paúl: ¡Haz de tu hijo un niño feliz!


Walter Riso: Amores altamente peligrosos. Cómo identificarlos y afrontarlos


Jorge Bucay: Las tres preguntas: ¿Quién soy? ¿Adónde voy? ¿Con quién?


Santiago González: Lenguas y lenguaraces


Elena Martín: ¿Qué hay de bueno? Claves para una vida más alegre


Ignacio Martínez Pisón: Las pequeñas historias que tejen la Historia


Javier Moro: El sari rojo. Cuando la vida es el precio del poder


Juan José Millás: Los objetos nos llaman. La mirada de Juan José Millás


Eduardo Jaúregui: Sentido del humor y salud


Txumari Alfaro: Envejecer con salud


Eugenia Trias: El canto de las sirenas. Filosofía y música


José Ángel García de Cortázar: Memoria histórica, memoria heroica: en el 800 aniversario del 'Cantar de Mío Cid'


Javier Marías: Presentación del último volúmen de la trilogía 'Tu rostro mañana'


Javier Urra: Algunos hijos desatendidos y padres desorientados: el arte de educar


Juan Manuel Padra: Los riesgos de la memoria histórica. ¿Es mejor olvidar?


Marta Rivera de la Cruz: Españoles en el Holocausto


Noah Gordon: Noah Gordon conversa con el periodista Félix Linares sobre su libro 'La bodega'


Ricardo de Cala: Música y emociones


Vicente Castelló: Muñecas de porcelana. Adopción en China: el inicio de una nueva vida


José Luis Villacañas: La actualidad política española y los intelectuales


Alberto Piubello: ¿Un mundo mejor? ¡Sí, es posible!


Inés García-Albi: 'Su historia y su lucha, su ayer y su hoy'


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El Aula de Cultura de la Fundación Vocento desarrolla un extenso programa anual de conferencias con el objetivo de contribuir a la difusión de acontecimientos, actitudes y valores que permitan a los ciudadanos desarrollar un juicio crítico sobre los problemas de su tiempo.

Hemeroteca: Guía de conferencias por años, textos íntegros


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Divergencias 'Cultura entre líneas'
Por César Coca, Oscar B. Otalora e Iñaki Esteban

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